The Jayhawks: Segundas partes ¿nunca? fueron buenas (Apolo, Barcelona, 25/9/2012)
Noche de emociones en Apolo, y de temores, reencuentros, esperanzas e ilusiones. The Jayhawks volvían a una ciudad que los ha adorado, venerado e idolatrado pero desde la distancia, desde el respeto hacia unos músicos geniales y a unas canciones inmortales pero marcando territorio, como recordando (casi) siempre a la banda que debian volver a demostrar su valía en escena cada vez que pasaban por nuestros escenarios.Y entregándose sin reparos cuando la ocasión lo merecía o la conquista era inquestionable. O sea, esa frialdad de la que a veces se nos acusa y que muchas otras tantas sucede irremediablemente. Por supuesto que han habido momentos locos, festivos a más no poder, pero esa actitud muy nuestra de “os lo tenéis que currar” ha propiciado que muchos grupos, entre ellos los propios Jayhawks, dijieran que “el público de Barcelona és “difícil”.
Eso volvió a ponerse de manifiesto la noche del martes 25 en la sala del Paral.lel. Parte de la culpa, o casi toda, era del polémico “Mockinbird time”, aplaudido por algunos, rechazado por otros muchos, ignorado por la mayoría. La gente no se calentó hasta que el grupo arrancó con los acordes de la totémica “Blue” ya casi a mitad de concierto, tras un inicio tutibeante con visitas al legendario “Hollywood Town Hall” y una presencia insistente de material nuevo. Desde la inicial “Wichita” (no precisamente la mejor elección para abrir un concierto, y no por ser un mal tema, por supuesto) el set list parecía una especie de pacto de caballeros entre Mark Olson, escénicamente el líder de la formación (otro monumental error), y Gary Louris, pese a ser el propio Louris uno de los grandes defensores públicos del nuevo trabajo de los de Minneapolis. Una nueva, una vieja, una nueva, una vieja…y el concierto que no acababa de arrancar, por ello y porque el grueso de sus temas más emblemáticos cayó en la segunda parte del concierto, a partir de “Blue”. Sí, de acuerdo, antes había sonado la delicada “Take me with you” y otras perlas pero allí fallaba algo, y no era solo el (frío, de acuerdo) público barcelonés. No, en el escenario algo fallaba si dos voces mayúsculas como las de Louris-Olson no terminaban de emocionar, como si la conexión no fuera la correcta. Algunos lo llaman “quimica”, otros “buenos rollo”, muchos “magia”, pero el caso es que ya en su anterior visita a Barcelona en un Primavera Sound, y con Olson al frente de la nave la cosa no acabó de cuajar del todo. Y eso que en esa noche mágica en Vitoria, la del reencuentro oficial dentro del marco del Azkena, sí hubo chispa, sí hubo magia. ¿Qué puede, pues, haber sucedido? Pues muchas cosas, entre ellas que todos pueden haberse dado cuenta que (a veces) segundas partes no son buenas, que por mucho que hicieron juntos en el pasado el presente es otro cantar, y que si bién han hecho un montón de conciertos en los USA (un centenar en poco más de un año, una barbaridad para una banda como ellos en los tiempos que corren) a veces hay cosas que son más importantes. Y que, quién lo iba a decir, Mark Olson no parece encajar en los Jayhawks del Siglo XXI, pese a que es precisamente a esta reunión, a su presencia en la actual formación de la banda y al nuevo disco que han hecho juntos que los de Minesota han hecho tantos conciertos en su país. Y que la banda ha resucitado cuando tenia encima la sentencia de muerte. El co-autor de una gran cantidad de melodias memorables depositadas principalmente en “HTH” y “Tomorrow the green grass”, una voz imprescindible en el folk-rock americano, un verdadero monstruo compositivo ha resultado ser un flojo frontman, un “problema” cuando hay que confeccionar un set list y un elemento no muy unificador precisamente en escena de la banda. Su presencia en el centro del escenario provoca inevitablemente que recaiga en su figura gran parte de la atención del respetable, aunque es obvio que esa se dirije hacia uno de los lados, ahí desde donde Gary Louris intenta mantener a flote la nave con sus magistrales punteos, su innegable maestria con la guitarra eléctrica y con una voz que sigue siendo uno de los mayores tesoros de la música americana actual. Cierto es que la leyenda de la banda se ha forjado de la unión de estas dos voces, patrimonio mundial de la humanidad, pero actualmente esta unión parece finiquitada, y momentos como el de Olson cantando en plan crooner, “desnudo” en escena sin su guitarra, corroborran que hay cosas por las que no es necesario pasar. Por mucho que hayas hecho en el pasado y que ese pasado sea glorioso. Incluso por mucho que siga siendo mágico escuchar en directo a Mark y Gary cantando “Blue”, “I´d runaway”, “Miss Williams Guitar”, “Two hearts”, “Waiting for the sun” o la emblemática (especialmente en nuestros escenarios) “Bad time”.
Todas ellas fueron cayendo en una segunda mitad del concierto, con la gente ya más caliente pero sin llegar en ningún momento a la euforia de otras ocasiones, sin que en el ambiente flotara la sensación de “gran noche” sinó más bién la de “uuf, cuanto tema nuevo, ¿verdad?”.Y eso que realmente hubo momentos brillantes, fogonazos esperanzadores cada vez que sonaban las canciones que acabo de mencionar, canciones esperadas y deseadas cuya presencia era segura en el set list y otras que constituyeron una auténtica sorpresa como fueron “Angelyne” (muy especial para un servidor), en un evidente guiño de Louris a la audiencia deseosa de material previo a “Mockinbird time” (el de la etapa de Gary sin Olson) , y naturalmente el que fue uno de los mejores y más mágicos momentos de todo el concierto: “Tampa to Tulsa”, con el gigante Tim O´Reagan a la voz solista, derrochando clase a raudales, acompañado magistralmente por una banda que estuvo mayúscula en esa canción creando unos minutos de una belleza sublime. Dos canciones que por supuesto también sonaron la última vez que estuvieron en Barcelona presentando nuevo disco, esa maravilla llamada “Rainy day music” (creo que ya hace la friolera de ocho años), donde sí hubo fiebre por escuchar las nuevas canciones, en lo que fue una prueba irrefutable de que habían calado, y mucho, en el alma de su público. Ayer esas canciones, académicamente muy correctas todas ellas, incluso de muy buen nivel como por ejemplo “Closer to your side”, fueron más bién un obstáculo entre público y banda para que la comunión fuera plena. Ya se sabe que muchas veces suceden cosas similares, infinitud de artistas han pasado por situaciones parecidas, aunque pocos se han mostrado tan obstinados como estos Jayhawks (o deberíamos decir como Mark Olson) defendiendo a capa y espada unas creaciones que no resisten comparación con el resto de su gran y poderoso legado. Quizás si hubieran sido más discretos, si en vez de ametrallar al personal hubieran ido colocando estratégicamente una canción por aquí y otra por allá otro gallo hubiera cantado. Que un set list que deberia estar a prueba de bombas quede tan dinamitado por decisión interna es indicativo de que las cosas no se han terminado de hacer del todo bién, aunque por supuestísimo esta es una opinión personal (compartida, eso también, por mucha gente) que respeta y sobretodo entiende (aunque a lo mejor pueda parecer lo contrario) la decisión de unos músicos únicos e irrepetibles, y, no me importa reconocerlo (sabido es por otro lado), unos amigos muy especiales para quien escribe unas lineas que nunca hubiera querido escribir. Quizás es por hacer una catársis personal, o por ejercer mi derecho a discrepar (pese a, insisto, entender y respetar) de una banda que forma parte indisociable de la banda sonora de mi vida en un lugar muy destacable.
Esperemos que no sea la última vez en verlos bajo el nombre de The Jayhawks. Louris volverá en solitario, y quién sabe si en un futuro no muy lejano podremos volver a disfrutar de un disco como “Sound of lies” en concierto. Creo poder y hasta incluso asegurar que Apolo estaria lleno y que el público estaría mucho más entregado que ayer. Que así sea, y claro, ¡que vivan los Jayhaws!
~ per picanyol a 26/09/2012.
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Totalmente de acuerdo contigo en todo.
Qué gran reseña! Yo no estuve , les veo en Bilbao pasado mañana y les he visto ya muchas veces, desde que la formación de Louris vino por primera vez.
En el Askena estuvieron emocionantes. No estoy de acuerdo en lo de Mockingbird Times, me parece un disco sobresaliente, como lo han sido prácticamente todos los de su carrera. Quizás ahí está la clave: sus canciones han formado también parte de mi vida en 2011-2012. Tengo mucho interés en comprobar lo que dices porque lo dices de una manera que te sale directa del corazón. Un abrazo y gracias por tu espléndida crónica, te contaré!
puede entonces que si has disfrutado con Mockinbird times sí disfrutes con el concierto, aunque para mí és evidente que la banda no disfruta en escena, y eso acaba siendo un lastre para el concierto…espero que disfrutes con el concierto, que en Barcelona no fuera su día no quiere decir que en Bilbao lo borden! Gracias a ti por dejar un comentario y que disfrutes!
gracias a ti , ya verás la reseña en mi blog rockandrodriland, lo curioso es que van tras Dream Syndicate…y eso es un miura!